Nuestra actividad tiene inicio el 19 de marco de 1962, día de San José; en aquellos tiempos el personal estaba formado por el núcleo familiar, es decir, mi padre, mi madre y yo, que entonces tenía sólo 12 años y cursaba la secundaria; una vez finalizados los canónicos deberes, me dirigía al establecimiento para ayudar, otros tiempos...
En sus inicios, había poca mercancía en el estanco: recuerdo una pared llena de postales ilustradas y estanterías con los cigarrillos; en aquella época los rubios se vendían a granel, los nacionales sin filtro ni llegaban a las 9 liras y para llegar a la cifra redonda se daban regalices Golia como cambio.
En aquellos años se vendían muy bien los accesorios como gallardetes y llaveros con los colores de los equipos de fútbol; el sábado era por antonomasia el día dedicado a la Quiniela, un verdadero juego nacional que quizá algunos de vosotros recuerda...
Nuestro negocio, al estar situado en la que era una zona industrial, abría de las 5:30 de la mañana a las 10 de la noche, con el domingo como día de descanso cada dos semanas.
Aún recuerdo algunos viejecitos que venían a comprar un Toscano y lo elegían directamente de una caja de madera que les mostrábamos; otra curiosidad de aquellos tiempos era la venta de tabaco para esnifar; se vendía por hectogramos y teníamos una balanza como la que se usaba en la farmacia.
Y más tarde llegaron las pipas: las Brebbia, las Kriswill, las Morel, las GBD.
Entonces no existían los supermercados de hoy en día, en el estanco se podía comprar de todo, desde pequeños juguetes a peletería, de artículos de perfumería a aquellos de librería, así como los primeros mecheros a gas de Saffa o Ronson.
Con el paso de los años, el trabajo se transformó lentamente. Al afianzarse la gran distribución, poco a poco los juguetes, la peletería y la perfumería desaparecieron..
En 1987 tuvimos un golpe de suerte: la concesión del juego del “lotto”. Existían pocos puntos de venta y estábamos muy ajetreados. En esta época alcanzamos el récord de trabajadores en el estanco, 12 empleados.
Mientras tanto, la actividad, llevada a cabo con una pasión que alimentaba desde hacía años y que he alimentado desde chiquillo, se empezó a transformar y a especializar cada vez más en el arte del fumar. Así, en 2000, gracias a la llegada de los primeros puros del extranjero importados por las recién nacidas empresas bajo la concesión del Monopolio del Estado, se volvió el centro neurálgico de nuestra actividad.
Al mismo tiempo, empezamos a tratar con las pipas de las mejores marcas y los encendedores más prestigiosos.
Llegando a nuestros días, se presenta la tercera generación del estanco con mi hijo Giorgio, quien desde hace algún tiempo ha tomado las riendas de la actividad con gran competencia y máximo entrega y, a pesar de que ya no estamos en los ’60, creemos que en el futuro, la pasión por el trabajo que llevamos a cabo nos premiará y seguirá dándonos todas las satisfacciones que hasta ahora nos ha dado.
Enrico Rizzi